Restaurante Arango, comida deliciosa frente a una de las terrazas más divinas en la Ciudad de México


En el restaurante Arango encontrarás comida de lo más profundo de las raíces y vivencias del chef Alejandro Cuatepotzo.

El restaurante Arango, en la Ciudad de México, es el hermano menor del ya conocido restaurante Antonia en San Miguel Allende. Con tan sólo tres años abierto, este lugar se ha posicionado en uno de los consentidos de muchos y ha ganado considerables premios.

Si bien todo esto no es de gratis y lo percibes desde tu llegada.

Restaurante Arango
Restaurante Arango

Un poco del chef Alejandro Cuatempotzo

El chef poblano Alejandro Cuatepotzo es el responsable de la cocina. Cuenta con una gran experiencia en el mundo de la gastronomía, por mencionar un poco, trabajó, entre otros, con el chef Enrique Olvera y el chef Marco Bustamante.

Restaurante Arango
Restaurante Arango

Hablemos un poco de su cocina

Él nombra a su cocina como: cocina de raíces; con esto, no se refiere directamente a que sea una cocina tradicional, si no que busca hacer una interacción entre todo lo que ha vivido: desde su raíz poblana, sus mentores, hasta sus viajes, todo ello para lograr servir platos ricos, originales e interesantes.

Como resultado, los alimentos son muy estéticos y sus sabores inesperados pero muy bien equilibrados. Mucho de esto se debe a que el chef pone suma atención en la creación propia de sus producciones, como toda la molienda de sus moles, la producción de sus panes, yogurt, salsas etc. Con ello se asegura que todo tenga muy buena calidad e increíble sabor.

Sobre el restaurante

El restaurante busca, desde la llegada, estimular al comensal de diversas maneras. La experiencia sensorial comienza con la belleza de los detalles del lugar y sus increíbles vistas al Monumento a la Revolución. Asimismo, por el mismo costado por donde disfrutamos del monumento, podemos alegrar nuestra vista con un mural dedicado a José Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa (por quien toma el restaurante su nombre). Por último, y por el otro extremo, podemos contemplar la torre Latinoamericana.

Aprovechando esta fantástica ubicación y vistas, el restaurante organizó perfectamente su disposición interna para que el comensal pueda escoger un espacio específico con un ambiente determinado. De esta forma, y sin ser separaciones físicas, podemos encontrar mesas, cerca de la barra con vistas a la Torre Latinoamericana. También podremos sentarnos en mesas con vistas al Monumento a la Revolución. Por otro lado, cuenta con un privado en donde organizar tus reuniones y con una cocina abierta.

Lo maravilloso de este lugar es que su excelente ubicación no es su principal adjetivo calificativo, sino la cocina que desarroyan.

Mi experiencia en el Brunch dominical

En mi visita, tuve la suerte de que me ubicaran en una mesa con vistas al Monumento, por lo que durante toda mi velada lo estuve contemplando.

Para comenzar elegí una mimosa, que quedó perfecta para el día soleado y caluroso en el que estaba.

De primer tiempo, llego una ensalada de frutas frescas preparadas con higo, manzana verde, sandía, papaya, salseado con yogurt de búlgaros hechos en casa y espolvoreada con chía, linaza y avena, decorada con una hoja turgente de menta.

Restaurante Arango
Restaurante Arango Ciudad de México

Por supuesto no podía faltar el mole poblano, un platillo que mezcla el sincretismo de las culturas indígenas y la herencia virreinal, ya que mezcla una gran cantidad de ingredientes tanto prehispánicos como de diversos continentes, por ello es muy acertado el nombre de mole barroco. En demostración llegaron unas enchiladas con mole barroco, rellena con suadero, bañadas con crema, queso, aguacate y acompañado con frijol. Bastante interesante mezclarlo con suadero.

A continuación, me sirvieron, una tosta de salmón curado con finas hierbas, pan de la casa, yogurt griego, aceite de oliva y almendra tostada, que fue mi favorita. Me gustó mucho el sabor y textura del pan y la combinación, no se me había ocurrido, pero, excelente.

Otro platillo muy interesante fue el tamal de chicharrón con hoja santa sobre un espejo de salsa de frijol con polen, aunque era de chicharrón la sensación de grasa en el platillo no era muy notoria y los sabores muy bien balanceados, cada uno le daba una nota especial al bocado.

Aunque las porciones son adecuadas para la degustación, ya me estaba llenando cuando llegó un pepito de res marinado con chiles secos, sellado con queso gruyer, aguacate y ensalada fresca, servido con una guarnición de papa gajo y encurtido de verduras (coliflor, zanahoria, pepino y chile serrano).

Y como es mi costumbre, no puedo dejar de probar los postres, que son mi pasión.  Para finalizar este banquete me sirvieron un chesse cake de queso Brie con frutos rojos, bañado con couli de frambuesa y servido con helado de polen, muy acertada la combinación, el punto exacto logrado de dulzor.

Los precios para el brunch

$300 una barra de bebidas libre (mimosa, blody Merry, cerveza nacional, aple Split, cocteles sin alcohol)

Por $900 incluye la barra libre de bebida y alimentos.

Y con $1,500 incluye la barra libre de bebida y alimentos, pero con la diferencia que las mimosas se preparan con Moet Chandon.

El menú degustación cambia diario, puede ser tierra o mar, 6 tiempos por $975 y con maridaje son más $490 maridando vino con cada platillo.

Pasé un tiempo muy agradable y rico en todos los sentidos.

¡Tienes que conocer este lugar, ya que al conocerlo lo convertirás en uno de tus restaurantes frecuentes!

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Texto: Alejandra Alva (Alursita)

Fotografía: Alejandra Alva

Revista de gastronomía y viajes
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